«Los sindicatos están desaparecidos, ya no se reivindica; parece que no haya problemas». Esta afirmación es válida para la mayoría de ellos, pero no para todos.
En el programa semanal Salvados, emitido el pasado 22 de noviembre bajo el título de Viva la clase media, se realizó un monográfico sobre la clase trabajadora en el que invitados como Owen Jones o Juan Manuel Martínez Morala hablaron sobre el sindicalismo de clase. En este programa, algunas reflexiones apuntaban que «CCOO y UGT han dejado de ser los sindicatos de la clase trabajadora» puesto que «a la renuncia ellos lo llaman negociación». Para comprobar la veracidad de dichas palabras, únicamente debemos tomar como ejemplo el funcionamiento de estos sindicatos en la negociación de un ERE o, por otra parte, la inquietante defensa que hizo sobre éstos el presidente de la patronal, Juan Rosell, cuando no hace mucho ya expresó, además, «si no hay sindicatos nos convertimos en asamblearios». Declaraciones de intenciones tan clarificadoras como ésta, conjugan a la perfección con algunas de las valoraciones que los invitados de Salvados realizaron durante el programa del 22 de noviembre, pues, ciertamente, “si los trabajadores no salen en defensa de los sindicatos y sale la patronal, no serán sindicatos de trabajadores, serán sindicatos de la patronal».
En la misma línea, y ante la más que evidente supervivencia de estos sindicatos mediante las subvenciones del Gobierno –puesto que son su principal fuente de ingresos- se subraya la financiación estatal como salvación y condena. No hay nada más directo y efectivo que controlar aquello que se financia: una síntesis clara de las razones por la cuales dichos sindicatos ya hace mucho que dejaron atrás los intereses de los/as trabajadores y trabajadoras.
Tras analizar el programa, los/as espectadores/as debieran creer que todo lo mencionado anteriormente refuerza la tesis de la inutilidad de los sindicatos, pero no es así, puesto que, en sintonía con lo expresado en el programa «los sindicatos son necesarios, y ahora más que nunca, porque si no, estamos a merced individualmente los sindicatos de la patronal, la CEOE, la CEPYME, etc.». «[Los/as trabajadores/as debemos] construir un sindicato de clase, que tenga el interés de los trabajadores y de los ciudadanos, y que le ponga freno a la patronal». Es más, probablemente, el/la lector/a pueda haber pensado, tras leer estas líneas, que ojalá hubiera un sindicato decente que representara los intereses de la clase trabajadora.
En CNT creemos en un sindicalismo autogestionado, ya que únicamente obtenemos nuestros ingresos de las cuotas de la afiliación; creemos en la afirmación de que «quien no es independiente económicamente, no lo puede ser política o ideológicamente» y las decisiones referentes a los/as afiliados/as se toman mediante asambleas de la afiliación misma porque nadie conocerá ni luchará mejor por los intereses de los trabajadores y trabajadoras que los/as trabajadores/as mismos/as. Siguiendo estos principios, en CNT rechazamos también las elecciones sindicales y los comités de empresa, pues estamos convencidos/as de que los/as trabajadores/as, debidamente asesorados/as, somos plenamente capaces de negociar con la empresa.
Pero como lo que mejor nos define son los hechos, he aquí algunos ejemplos:
Federación Local de Valencia
Confederación Nacional del Trabajo (CNT)
Referencia:
http://www.lasexta.com/programas/salvados/mejores-momentos/juan-manuel-martinez-morala-ccoo-ugt-han-dejado-ser-sindicatos-clase-trabajadora_2015112200165.html