¿Por qué consideramos que la prostitución no es un trabajo?

En el XII Congreso de la CNT se consensuó que este medio de vida no puede ser objeto de mejoras laborales, sino que ha de erradicarse

Conscientes de que es una cuestión muy compleja, en el XII Congreso Confederal abordamos la prostitución. Desde una perspectiva sindical y de derechos, finalmente llegamos a un acuerdo aprobado por toda la CNT mediante voto particular que se puede resumir en una frase clara y contundente: no lo consideramos un trabajo para el que conseguir mejoras, sino que constituye un medio de vida que pretendemos erradicar.

La prostitución es una forma de explotación para las mujeres que la ejercen mediante la capitalización de su cuerpo, una práctica que responde a un sistema patriarcal en el que se tolera que el deseo de los hombres esté por encima de la voluntad de otras personas, vulnerando sus derechos. Hablamos de una masculinidad que se manifiesta en el abuso de poder, indiferente a las situaciones de vulneración, coacción y/o engaño que derivan de ello.

En definitiva, la prostitución implica trata de personas, es decir, una de las formas de esclavitud moderna. Es por ello que, desde CNT, tras el congreso celebrado en diciembre de 2022 en Canovelles, hemos decidido posicionarnos firmemente a favor de su erradicación. Y no solo nos pronunciamos, sino que también propusimos medidas sociales concretas para lograr ese cambio en el acuerdo que emanó de dicho encuentro.

La transición pasa por facilitar alternativas de empleo con mejores condiciones salariales, evitando los trabajos altamente feminizados; por abolir la Ley de extranjería para impedir que las redes de trata sean una vía para migrar y la prostitución, el único medio para subsistir en una situación irregular; por derogar la Ley mordaza que criminaliza a las prostitutas que ejercen en la calle; por activar programas de acompañamiento que permitan una integración real sin estigmatización…

Con todo, desde CNT no podemos defender mejoras laborales para la prostitución. No es un servicio más, como tampoco los proxenetas son unos oferentes en el mercado y los puteros, unos consumidores. Hay una vulneración de derechos mediante que es intolerable. Así lo hicimos constar en el acuerdo del XII Congreso Confederal y, como en el resto de casos, su aprobación conlleva un compromiso de cumplimiento por parte de todos los sindicatos que formamos esta organización.