Cada 27 de septiembre se celebra el Día Mundial del Turismo, una jornada que invita a reflexionar sobre esta actividad económica que en 2019 representó el 12,4% del producto interior bruto (PIB) en España, mientras que en 2020 se desplomó al 4,3% debido a la covid-19, según datos de Exceltur. Por tanto, este año se han centrado muchos esfuerzos en una recuperación del sector, esperando que la aportación al PIB alcance el 50% de lo que fue antes de la pandemia, de acuerdo con un estudio elaborado por la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE).
En el plano global, podemos destacar que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) apunta que el turismo emplea a una de cada 10 personas en el mundo y que, debido a la pandemia, se estima que 100-120 millones de empleos directos están en riesgo. Es evidente que el turismo es un motor de desarrollo para la economía, tanto española como mundial, y que las cifras a la baja no se reciben como buenas noticias. Sin embargo, desde CNT València miramos más allá de los números y pensamos en las personas: ¿qué condiciones de trabajo se ofrecen en el sector y qué impacto real tiene en el bienestar de la ciudadanía?
La Organización Mundial del Turismo (OMT) ha propuesto el lema “Turismo para un crecimiento inclusivo” en la efeméride de este año. Sinceramente, no creemos que eso sea posible sin cambiar a un modelo capaz de respetar los límites físicos y biológicos del planeta y que sea justo con nosotros/as, el cual dista mucho del que teníamos y se está intentando recuperar. Había más empleo, pero no de calidad. Había más movimiento en el país, pero en forma de masificación que nos devora. En definitiva: volveríamos a unas prácticas que comprometen nuestros derechos.
Con todo esto no queremos significar que el turismo es malo en sí, sino denunciar que se nos impone un concepto que solo beneficia a algunas partes implicadas en el sector. Nos gustaría redefinirlo para que la economía no sea tan dependiente de ello, para que el empleo que genere no sea precario y para que el futuro no pase por “perder” la ciudad. En este último sentido, compartimos plenamente las reivindicaciones de la red Entrebarris para conseguir una València habitable:
1. Regulación restrictiva de los establecimientos turísticos por barrios y en perspectiva de ciudad con el fin de permitir la permanencia del vecindario en la zona. En algunos barrios de la ciudad se tienen que tomar medidas concretas, como declararlos zonas turísticamente saturadas, para evitar la expulsión del vecindario o la implantación de ratios para regular los apartamentos turísticos en la zona.
2. Parque de vivienda pública. Proponemos la creación de un régimen de alquiler o a precios asequibles siempre por bajo del precio de mercado para ayudar a las personas con menos recursos económicos. Por este parque de vivienda pública se tendrían que aprovechar las viviendas públicas en manos del Ayuntamiento de València así como aquellas en manos de entidades financieras que hayan sido rescatadas en dinero público.
3. Establecimiento del precio de alquiler. Consideramos fundamental introducir mecanismos de fijación de límites públicos a los alquileres, según los m² de la vivienda y los ingresos del vecindario, mediante formas de participación comunitaria y decisión colectiva. A la vez, estas medidas deben de prever y atender a formas de control de los pagos en negro de alquileres.
4. Ni desahucios ni desalojos. La administración tiene que poner en marcha todos los mecanismos posibles para impedir que continúo quedando gente sin casa y casas vacías en manos de grandes propietarios que esperan el mejor momento para especular. Al mismo tiempo, exigimos la despenalización de la ocupación y pedimos la parada de los desalojos.
5. Cooperativas de vivienda. Defendemos la figura de la propiedad comunitaria para dar respuesta a las necesidades actuales de las personas, y poner en el centro la vida. Se tienen que impulsar políticas que buscan la gestión colectiva de las viviendas actuales, que contemplan otros modelos de tenencias, como pueden ser los modelos cooperativos.