Desde CNT València queremos adherirnos a la lucha y las reivindicaciones de la Plataforma “Salvemos Brihuela”, nacida en el pueblo de Chiva, situado en la Comarca de la Hoya de Buñol-Chiva, para luchar contra la construcción en medio de un espacio natural de gran valor ambiental, paisajístico y cultural, de una macro-planta fotovoltaica que arrasará más de 420 hectáreas de terreno rural, a pie de la Sierra de Chiva. Un hábitat que está situado justo al lado de un Paraje municipal protegido, con cientos de especies animales y vegetales que dependen del equilibrio que se forma en toda la zona. Equilibrio que se puede romper, en el caso de que finalmente se lleve a cabo tal monstruosidad medioambiental llenando kilómetros de vallas y torres de alta tensión y convirtiendo la zona en un mar de espejos, a costa de arrancar miles de árboles centenarios y el más que posible sustento de la población en un futuro que cada vez más reclamará volver a la tierra para buscar sustento de vida.
En la cacareada “transición ecológica” que pregonan desde las instituciones públicas parece que no entra la protección del medio rural y los espacios y reservas verdes que son patrimonio de los pueblos. Esos núcleos poblacionales y territoriales -a cierta distancia de las grandes aglomeraciones urbanas- que sí están preparados para afrontar un futuro con escasez de energía y recursos y que cumplen con los estándares de sostenibilidad en un contexto de crisis climática y ecosocial. No se puede entender que estos proyectos de tecnologías renovables se instalen tan lejos de las zonas que más recursos y energía consumen (grandes urbes y zonas litorales). A semejanza de los vertederos y explotaciones mineras, se está trasladando el problema del consumo indiscriminado de energía y recursos de las ciudades y zonas altamente pobladas a las zonas rurales que contienen las pocas reservas de la biosfera que quedan, y que mantienen a raya cuanto apenas las emisiones de CO2 en niveles que, pese a ser críticos, nos mantienen (todavía) en un planeta habitable.
Desde CNT, estamos a favor de la sustitución de las energías fósiles por tecnologías que capten las energías renovables para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero, pero ello no puede ser a costa de destruir los ecosistemas del entorno rural, que tanta falta hacen y harán en un futuro que se augura más que incierto. Además, tanto la población rural, como los núcleos urbanos necesitan esos espacios para alcanzar la soberanía alimentaria, otro de los objetivos urgentes para reducir a cero las emisiones y acabar con el modelo productivo y agroalimentario industrial insostenible que tanto está dañando al planeta.
En definitiva, tecnologías renovables, sí. Pero no a cualquier precio. Y mucho menos al precio que fijen inmobiliarias, fondos especuladores y empresas cuyo único objetivo es acaparar tierras fértiles de gran valor medioambiental y agrario para forrarse con el boyante negocio del “capitalismo verde”.
Por la soberanía alimentaria, cultural y el patrimonio histórico de los pueblos, #SalvemosBrihuela.