Ya se encuentra disponible el número 411 del periódico CNT correspondiente al mes de mayo del 2014.
El periódico se puede comprar en los siguientes lugares:
CNT-Valencia → Calle del Progreso nº126, El Cabanyal (ver mapa)
Librería Primado → Avenida Primado Reig nº102, Valencia (ver mapa)
Y está disponible para consulta en:
Kaf Café → Calle Arquitecto Arnau nº16, Benimaclet (ver mapa)
Café Cronopio → Calle del Barón de San Petrillo nº46, Benimaclet (ver mapa)
El chico Ostra → Calle Músico Belando nº 15, Benimaclet (ver mapa)
La Gramola → Calle del Barón de San Petrillo nº9, Benimaclet (ver mapa)
Café London → Calle Enrique Navarro nº8, Benimaclet (ver mapa)
Loca Bohemia → Calle Enrique Navarro nº8, Benimaclet (ver mapa)
Biblioteca Municipal d’Alginet → Calle Arzobispo Sanchís nº29, Alginet (ver mapa)
Biblioteca Anarquista de l’Horta → Calle Diógenes López Mechó s/n, Benimaclet (ver mapa)
Peter Rock Bar → Calle Explorador Andrés nº19, El Cedro (ver mapa)
Mendiclub Restobar → Calle Poeta Durán y Tortajada nº4, El Cedro (ver mapa)
Café Tendur → Calle Historiadora Sylvia Romeu nº6, El Cedro (ver mapa)
El Kubata de Hojalata → Calle Historiadora Sylvia Romeu nº4, El Cedro (ver mapa)
Taska Gat → Calle Campoamor nº42, El Cedro (ver mapa)
El Asesino → Plaza Cedro nº1, El Cedro (ver mapa)
Podemos perder el tiempo votando… o podemos organizarnos
Es curioso oír los argumentos que se utilizan en la calle para convencernos de que hay que ir a votar. Uno de los más frecuentes es la categórica afirmación de que «si nos vas a votar no tienes derecho a quejarte», fruto de una distorsión absoluta del funcionamiento de las estructuras políticas y ante la cual quizás lo mejor es responder con otra frase categórica que dice «la queja es el muro que separa la necesidad de la acción, lo que hay que hacer es actuar». Y votar es peor aún, pues ni siquiera es actuar: es delegar y por tanto un acto de irresponsabilidad.
Hay otras afirmaciones que da pereza contra-argumentar porque son empíricamente irreales, como que «hay que votar porque vivimos en democracia». Demo=pueblo, Cracia=poder. Parece un chiste de Mafalda.
Otros dogmas de la fe electoralista son:
«Sí, pero es que son las normas del juego que hemos aceptado todos». Considerar que la Constitución del 78 ha sido decidida por todos, es mucho decir, y ya no solo pors u cuestionable proceso de transacción política (que no de transición), por los condicionantes de presión y chantaje político de dicho referéndum, sino por una cuestión simplemente biológica, pues nadie que tenga menos de 56 años tuvo siquiera la oportunidad de votarla.
«Hay que parar a la derecha», argumento utilizado cual «hombre del saco» para asustar a los niños y niñas por quienes se reclaman de izquierdas, pero que cuando llegan al poder llevan a cabo políticas de derechas.
«La política es un servicio público». Es curioso como cambia el significado de las palabras, pues supuestamente la política es la estructura de organización social y por tanto todas participaríamos en las decisiones políticas; pero en realidad es el arte de convencer a los de abajo de las imposiciones económicas de los de arriba. La clase política, permitid la ironía, sí que está bien privatizada. Viendo a quién favorecen con sus decisiones, llamarles servidores públicos es una broma.
«Hay que votar porque los políticos nos representan». Curioso truco de magia a través del cual depositando un papel en una urna y a imagen y semejanza de Dios, que está en todas partes y todo lo sabe, este poder pasa al político que lo utilizará para solucionar nuestros problemas. Salta a la vista que los votantes no hacen seguimiento de los incumplimientos del programa electoral de los partidos cuando gobiernan.
Es necesario cuidarse de los nuevos grupúsculos políticos, que en el actual contexto de hastío popular, tratan de renovar las esperanzas en el parlamentarismo. Bajo una apariencia rupturista y radical (recuperar los espacios de debate e intervención ciudadana, eso sí, sin decirnos cómo…) nos venden una vez más la misma moto, basada en la delegación política mediante votaciones, y que se evidencia en un programa electoral populista (sólo se significan en las cuestiones actualmente más mediáticas). Esto, cuando no encarnan directamente un fascismo de nuevo cuño. No ofrecen soluciones a los trabajadores y trabajadoras en el mundo laboral, siendo este el ámbito que más tiempo nos ocupa en la vida y pilar sobre el que se sustenta todo lo demás. Sus programas carecen de cualquier estrategia para salir del binomio capitalismo-Estado, quedándose solamente en ofrecer la promesa de un capitalismo con rostro humano bajo la tutela de un gobierno formado, esta vez sí, por personas honradas.
CNT promueve la abstención activa, pues no se trata solo de no legitimar sus procesos electorales; aceptarlos nos desmoviliza y acomoda, pasando a ser meros espectadores pasivos de sus 4 años de tropelías y excesos. Debemos participar directamente en la solución de nuestros problemas, agrupándonos en colectivos y organizaciones horizontales y asamblearias, manteniendo la independencia económica y política, sin injerencias y al servicio de los intereses de la clase trabajadora. Para cmabiar el sistema hacen falta personas; nos sobran las urnas.
Ni queremos, ni podemos, ni sumamos votos: nos organizamos.
Secretariado Permanente del Comité Confederal
En este número:
- Portada | Organizar la resistencia
- Sindical pág 7 | Huelga en Panrico, a pesar de la cúpula sindical
- Economía pág 10 | Análisis del Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP) (I)
- Actualidad pág 12 | Hacktivismo contra la represión y el control
- Global pág 17 | Orden de desalojo para el hotel Bauen
- Memoria e Historia pág 22 | 200 aniversario del nacimiento de Bakunin
- Cultura cuadernillo central | Entrevista a Fermín Muguruza: «La escena musical tiene que recuperar la conciencia de clase»
- Opinión pág 25 | A debate: la larga deriva del sindicalismo
- Contraportada | Nuestros locales // Barcelona: en busca de la fuerza perdida