Archivo de la categoría: Convocatorias

[Montcada] Jornades sobre cooperativisme, col·lectivisme i lluita de classes

La Plataforma d’Aturats de Montcada ha organitzat unes Jornades sobre cooperativisme, col·lectivisme i lluita de classes. La programació es la següent:

Dissabte 27 Octubre 19:00h

Xerrada amb representants sindicals de CNT y COS

Divendres 2 Novembre  19:00h

Projecció documental “Marinaleda, el sueño de la tierra” + Xerrada – Debat amb companys de la “Brigada a Marinaleda 2012”

Dissabte 3 Novembre

11:00 Projecció documental “Vivir la utopía” +

Xerrada – Debat “col.lectivitat al estat Espanyol del 36 al 39” amb companys de Ca Revolta y Parke Alkosa

15:00 Paella Popular

17:00 Projecciò película “Tierra y libertad”

Lloc: Av. Fernando el Católico nº6 (antic Mercat Municipal de Montcada)

Manifestación 18 de octubre: La educación no se vende, se defiende

CNT-Valencia saldrá de nuevo a la calle el próximo jueves a manifestarse contra las reformas educativas impuestas por el gobierno y a animar a los/as estudiantes, profesores/as y al resto de trabajadores/as de la enseñanza a seguir el único camino que logrará derribarlas: La Huelga Indefinida.

Nos vemos el jueves 18 de Octubre a las 19:00 en la Plaza San Agustín de Valencia. No faltes.

La sección de enseñanza de CNT- Valencia apoya la huelga de estudiantes del 16, 17 y 18 de octubre

Asistimos, en el contexto de la debacle económica y con la excusa de un recorte del “gasto irracional”, al sprint final por la privatización progresiva de la enseñanza pública. A pesar de una tasa de abandono escolar (31,2%) que duplica la media de la UE, lo que parece ser “racional” es recortar en la formación de las personas, “ahorrar” en lo más valioso y esencial para el desarrollo de una sociedad.

La extrema ineptitud por la que se rigen los expertos en educación que nos gobiernan, alcanza cotas insospechadas en Levante que, con el índice más alto de abandono escolar del Estado y de Europa (38%), más de 900 barracones, centros educativos en condiciones lamentables y una notoria falta de plazas escolares, no sólo aumentará la ratio de alumnos/as por aula en un 20% -que con el 10% reservado a la incorporación tardía sumaría un 30%, pudiendo resultar en 46 alumnos/as en grupos de Bachillerato, por ejemplo- sino que, con una profunda merma en los presupuestos destinados a la contratación de personal docente, se llevan por delante los grupos de refuerzo fuera del horario escolar. Estos grupos, dentro un programa de compensación dirigido a alumnos/as con problemas de aprendizaje y/o en riesgo de exclusión social, así como a estudiantes inmigrantes de nueva incorporación, sufrirán un recorte del 40%. No es necesario incidir, por tanto, en el consecuente y previsible incremento del fracaso escolar o de la desatención del alumnado inmigrante de nueva incorporación que PROA (Programas de Refuerzo, Orientación y Apoyo) y PASE (Programa de Acogida al Sistema Educativo) intentaban aliviar con los ya escasos recursos de que disponían.

La Ley que prepara el Gobierno hunde de manera definitiva la Formación Profesional, masificando la parte básica de ésta –grados medios- sin los recursos adecuados, con el resultado –también- de un gran fracaso escolar. Por lo que respecta a la Formación Profesional de Grado Superior, el Gobierno pretende restringir su acceso, aumentando las tasas y dificultando, así, el acceso a la educación. El aumento sangrante de las tasas universitarias que, unido al recorte continuo de las becas, ya ha provocado que numerosos/as estudiantes hayan abandonado sus estudios, no hace sino sumar motivos a los ya abundantes para salir a la calle y seguir luchando contra una Ley que dejará fuera de la enseñanza pública a miles de estudiantes sin haber obtenido tan siquiera la formación cualificada más básica.

Aquello a lo que llamamos “enseñanza de calidad” incluye guiar el aprendizaje, atender la diversidad y los problemas de integración, solucionar conflictos y un largo etcétera que no puede ser desvinculado de la compleja labor de educar. En ello, el esfuerzo y la dignidad de la tarea que realizan los/las docentes no puede ser desdeñado: el aumento de la jornada lectiva y una nueva política de sustituciones (a partir de 10 días) irá en detrimento de la atención personalizada, el desarrollo del curriculum de las asignaturas y sus posteriores –y más que cuestionables- evaluaciones, pero ha supuesto, también, el despido de numerosos/as docentes interinos.

La escandalosa y denigrante situación en la que se encuentra la educación pública, está ligada inevitablemente al empeoramiento de las condiciones laborales de los/las docentes. Más allá del recorte en el salario del 50% proveniente de los complementos de formación del profesorado (sexenios), el paradigma del golpe a los/las trabajadores/as de la enseñanza es el profesorado interino, el cual dejará de cobrar el sueldo de julio y agosto –los que tengan la suerte de conservar su trabajo, puesto que más de 3500 docentes interinos con nulas perspectivas de volver a trabajar en la enseñanza pública han sido despedidos al finalizar este último curso-. Cabe mencionar, además, que el despido de estos/as docentes ha salido gratis. No conformes con esto, ahora se contempla la figura del “auxiliar”-becario/a-precario/a como maestro/a de inglés, ya que, se despide al denostado profesorado interino y se contratan becarios a mitad de precio durante 8 meses –obviamente, sin derecho al subsidio por desempleo.

Frente a este salvaje golpe, sólo existe una herramienta eficaz: la huelga, la única forma de lucha que realmente nos ha hecho conquistar derechos que parecen tener los días contados. La huelga de estudiantes de los días 16, 17 y 18 de octubre debe ser el comienzo de un camino que nos lleve a una huelga, no de días al azar, intermitente o que pase de puntillas, sino molesta, paralizadora y que realmente desborde la administración pública.

¡LA EDUCACIÓN NO SE VENDE, SE DEFIENDE!
¡HACIA LA HUELGA GENERAL INDEFINIDA!

Octavilla huelga de estudiantes
Octavilla Sección Sindical de CNT en CIPFP Misericordia

Movilizaciones:

Miércoles 17 a las 12:00: Manifestación de estudiantes en Facultad de Historia (Blasco Ibáñez).
Jueves 18 a las 19:00: Manifestación de Enseñanza en la Plaza San Agustín.
Viernes 19 a las 10:30 y a las 18:20: Corte de tráfico en la puerta del CIPFP Misericordia.

Sección de enseñanza CNT- Valencia

[6 octubre] Manifestación unitaria por la sanidad y los servicios públicos

La CAS-PV (Coordinadora Asamblearia Antiprivatización de la Sanidad del País Valenciano) ha convocado una manifestación este próximo sábado 6 de octubre, en defensa de la sanidad y el conjunto de los servicios públicos. La marcha saldrá a las 18:30h de la plaza San Agustín de Valencia.

CNT-Valencia, como Sindicato convocante y organización que apoya a la CAS-PV, asistirá a la manifestación y hace un llamamiento a la participación masiva.

La convocatoria se extiende a diferentes países de europa, y en el estado español ha sido coordinada por la RAAS (Red Autogestionaria Antiprivatización de la Sanidad).

Hace ya décadas que la sanidad es uno de los principales caballos de batalla del neoliberalismo, que ve en este servicio público uno de sus mayores oportunidades de negocio -junto al de las pensiones-y al que por tanto, no cesa de atacar con todos los medios a su alcance. Los recortes que vemos hoy en la sanidad pública a todos los niveles responden a esa misma consigna, aunque eso sí, “justificados” por la crisis económica que “obliga” a reducir las dotaciones presupuestarias en este capítulo.

Desde el punto de vista de CNT, la sanidad representa uno de los principales bienes sociales, que no puede hurtarse, regatearse o venderse a ninguna persona sea cual sea su situación social o económica y que tampoco puede estar al servicio de intereses privados de ningún tipo, ni ser convertida en negocio, ni depender de los intereses de la industria tecnológica ni farmacéutica, como actualmente está ocurriendo. Exponemos a continuación algunos de los principios fundamentales que a nuestro juicio deberían regir la sanidad y la salud públicas.

1. Reafirmación del carácter universal de la sanidad

El carácter universal e igualitario del acceso a los servicios sanitarios debe ser reafirmado más que nunca en estos momentos de crisis económica. Porque, a pesar de que así lo establezcan las leyes, si se comienza a reducir prestaciones, abierta o soterradamente, y a permitir el acceso a la sanidad según el nivel de renta, como está haciendo y pretende seguir haciendo el gobierno, lo que se está haciendo es limitar los principios de universalidad e igualdad en el acceso a la sanidad que amparan a este derecho fundamental.

No podemos tolerar que mientras el dinero de todos se está tirando, entre otras cosas, en gastos militares, mantenimiento de burocracias estériles y entes políticos de toda índole, los ciudadanos con menos posibilidades económicas -y que por tanto tienen vedado el acceso a la sanidad privada- se vean obligados a prescindir de la asistencia sanitaria por carecer de recursos, algo que ocurrirá necesariamente si se pone precio a esa asistencia.

Del mismo modo, es inaceptable cualquier limitación del acceso a la sanidad pública a personas pertenecientes a ciertos colectivos, como son los inmigrantes (sea cual su situación legal) o las personas jubiladas, a los que se acusa de “no aportar” al sostenimiento del sistema sanitario y a los que se ve como una carga para el mismo. La sanidad se sufraga a través de los impuestos indirectos, es decir, aquellos que gravan el consumo, por lo que cualquier persona que habite en cualquier territorio del estado está contribuyendo a la financiación de la sanidad en cada compra que realice. Y por tanto, tiene el mismo derecho que cualquier otra a acceder en las mismas condiciones a las mismas prestaciones.

2. Rechazo a la mercantilización de la sanidad y a las privatizaciones

En tanto que los servicios sanitarios no puedan ser autogestionados por sus trabajadores, su financiación debe proveerse con fondos públicos y los trabajadores que los prestan deben ser empleados públicos.

Desde la CNT rechazamos la intrusión de la empresa privada en la sanidad pública, una práctica fomentada por todos los gobiernos, sean del color que sean. En primer lugar porque se mercantiliza su prestación y se hace depender de una relación coste-beneficio inaceptable en un servicio público; y en segundo lugar porque en absoluto es cierto que esas privatizaciones generen ningún ahorro a la administración ni tampoco mejoras en la gestión del servicio, ni en la calidad de los mismos, sino que son fuente de trabajo precario y de corrupción frecuente, como venimos diciendo desde hace ya muchos años.

Estas privatizaciones de servicios públicos, que pueden ir desde la construcción de hospitales a gestión de ambulatorios, permiten además al estado reducir la cifra oficial de déficit -que no el gasto total que suponen- de forma artificial, ya que en determinadas condiciones, la deuda de la administración con estas empresas privadas no se computa como déficit.

La irrupción de capital privado no se realiza en pos de un mayor bienestar social, sino para la obtención de un beneficio que se extrae de los mayores costes que supone para las administraciones y de un empeoramiento de las condiciones en que se presta, a pesar de la inmensa propaganda en sentido contrario con que nos bombardean tanto el estado como las empresas.

3. Rechazo a los recortes de servicios y prestaciones

En la situación actual, en que cada vez más personas ven reducidos o suprimidos sus recursos por el paro y la bajada de salarios, es inaceptable que se recorten las prestaciones de la sanidad pública. España es uno de los países de la Unión Europea que menos fondos destina a gastos sociales (sólo por delante de Grecia, Irlanda, Portugal, Rep. Checa, Polonia, Eslovaquia y Hungría). Diversos estudios demuestran que una reducción de la cantidad destinada a servicios sociosanitarios, traerá al país que la ponga en marcha aumentos en su tasa de mortalidad, en problemas relacionados con la dependencia a drogas legales y no legales, así como de la prevalencia enfermedades infecciosas o de los suicidios.

Este menor gasto público sanitario redunda, además, en que se ofrecen menos servicios que en los países que destinan más fondos a la protección de la salud. Por tanto, en España, los ciudadanos tenemos que gastar más dinero de nuestro bolsillo a pagar aquellas prestaciones que no son facilitadas por el sistema público, algo curiosamente silenciado por los medios de comunicación.

4. Rechazo a cualquier reducción de personal sanitario

Desde la CNT también nos oponemos frontalmente a otra de las vías de recorte que el gobierno pretende practicar: la reducción del personal sanitario. De hecho, ya lo está haciendo a través de la congelación de las tasas de reposición de vacantes, lo que hará en un futuro muy próximo la prestación del servicio se efectúe en condiciones cada vez peores, de mayor presión para los trabajadores y por tanto con menores garantías para los usuarios.

5. Rechazo al repago (conocido como copago) y al aumento del coste de los medicamentos

Desde CNT nos posicionamos en contra de re-pago de los medicamentos por parte de las personas jubiladas y del aumento de su precio para las personas en activo, porque como hemos dicho, estas personas ya están pagando los servicios sanitarios. Con esta medida, este segundo pago se hace recaer sobre aquellos que utilizan directamente el servicio, por lo que habrá quienes vean limitadas sus posibilidades de acceder a medicamentos necesarios. Si el 60% del gasto total en medicamentos lo consumen los mayores de 65 años, es fácil suponer quien va a sufragar esta medida.

Además, el complicado sistema que es necesario poner en marcha para cobrar este recargo, hace dudar de que su alcance vaya a tener una relevancia en forma de ingresos netos, más allá de aumentar la burocracia y resultar vistoso de cara a la galería.

Finalmente, la falacia sostenida por el gobierno y los medios de que esta medida va dirigida contra el abuso de medicamentos es insostenible, ya que son los médicos, y no los pacientes, quiénes deciden que tratamiento deben recibir éstos y qué deben prescribirles. No cabe por tanto, acusar a los usuarios de abuso, sino en último extremo, en enjuiciar un sistema sanitario basado en la prescripción de fármacos.

6. Una sanidad gestionada por la sociedad: por sus trabajadores y usuarios, no por gestores políticos

En la CNT creemos que sólo a través de la autogestión de los servicios públicos por parte de los trabajadores que los desempeñan se puede lograr una prestación racional de los mismos, alejada de los intereses políticos de turno y que responda verdaderamente a los intereses de sus usuarios. La increíble estructura burocrática instalada en los servicios sanitarios solo sirve para encarecerlos, desorganizarlos y hacerlos depender de intereses ajenos al propio servicio público.

Para conseguir esa autogestión, los trabajadores sanitarios organizados en sindicatos, deben tomar conciencia de sus capacidades y asumir las responsabilidades de gestión de forma asamblearia y antijerárquica, contando para ello con la participación de la sociedad en la estructura de toma de decisiones. Optimización de los recursos, participación, coordinación, distribución y métodos de trabajo compartidos y asumidos por quienes los realizan y no ordenados desde las direcciones políticas.

Este es sin duda un horizonte complejo y que necesita de la preparación y puesta en común de las ideas y perspectivas de todos los trabajadores sanitarios, pero que es necesario abordar cuanto antes desde la práctica sindical diaria y la unión de los trabajadores.

7. Una sanidad independiente de los intereses privados

La diferenciación entre la sanidad pública y la privada debe ser clara y meridiana si queremos proteger el sistema público de los ataques a los que constantemente se ve sometido. Esta independencia frente al sector privado debe concretarse en tres vías: Una, en cuanto a inversión y gestión, como ya se ha dicho; dos, en cuanto a la industria tecnológica y farmacéutica, cuyos productos y recursos deben ser utilizados solo bajo el criterio de la necesidad y no de la conveniencia de la industria; y tres, en cuanto a los profesionales, que deben elegir si prestan sus servicios en el sector público o en el privado pero no en ambos al mismo tiempo.

8. Por una visión holística de la salud frente al medicamento como única solución

Desde CNT creemos que la sanidad debe estar al servicio de un concepto integral de salud pública, que no se base en realizar tratamientos paliativos de una determinada situación de enfermedad, sino en enjuiciar y tratar de forma preventiva todos aquellos factores capaces de influir en la salud de la persona. El tratamiento sanitario no puede reducirse a la administración de medicamentos -en muchas ocasiones innecesarios-, sino que debe contemplar la forma de vida en su conjunto, los hábitos alimenticios, las condiciones de trabajo, medioambientales y sociales o biológicos, todo ello desde un punto de vista científico y profesional, no político ni propagandístico.

En este sentido es fundamental priorizar y financiar adecuadamente la atención primaria frente a costosos y complicados sistemas de diagnóstico y tratamientos, de dudoso beneficio para los pacientes, pero de claro interés para la industria que los proporciona. Del mismo modo, la inversiones en servicios sociosanitarios es primordial para conseguir evitar que las condiciones económicas y sociales determinen la salud de las personas con menos recursos.

En este sentido, también es necesario un cambio en nuestra forma de vida y en nuestra dependencia de los fármacos. Para ello es prioritario reconectar a las personas con la autogestión de su salud, con la toma de decisiones consciente sobre sus hábitos y también sobre sus formas de curación, al mismo tiempo que fomentar la toma de conciencia de los profesionales sanitarios sobre estos aspectos.

9. Una sanidad que atienda a las necesidades reales en vez de crear necesidades falsas

Creemos que los servicios sanitarios, como hemos dicho, deben primar la prevención y la atención sociosanitaria desde una perspectiva holística de la salud. En este sentido, debe romperse la tendencia seguida en las últimas décadas por la que se convierten en patologías lo que son sino procesos naturales derivados del paso del tiempo o del carácter de las personas, un proceso impulsado y dirigido por la industria farmacéutica y materializado por los médicos. A través de supuestos estudios y análisis se justifican “científicamente” auténticos absurdos, que consiguen eso sí, una población cada vez más dominada por el miedo y más dependiente de un sistema sanitario que se limita a trasladar las consignas dadas por el sector privado.

Reivindicamos por tanto, la independencia de la sanidad pública frente a los espurios intereses corporativos que la acosan. Solo gracias a esta independencia se podrán planificar un mejor aprovechamiento de los recursos centrado en las necesidades de las personas y no de las empresas o de las élites con poder económico; que potencie una atención profesional y de calidad en lugar de ser campo de batalla de los intereses políticos del momento.

01-06 de octubre: Semana europea en defensa de los sistemas públicos de salud

CNT-Valencia hace un llamamiento a la movilización durante la primera semana de octubre en la que tendrá lugar una jornada de lucha europea por la sanidad pública y que en Valencia la organiza la Coordinadora Antiprivatització de la Sanitat del País Valencià.

  • Lunes 01 de octubre -> Asamblea popular abierta a las 19:30 en la plaza del Ayuntamiento.
  • Miércoles 03 de octubre -> Cadena humana alrededor del hospital la Fe de Campanar a las 19:30.
  • Sábado 06 de octubre -> Manifestación unitaria por la sanidad y los servicios públicos en la plaza San Agustín a las 18:30.

USUARIOS

Un fantasma recorre toda Europa desmantelando los sistemas públicos de salud. Aun siendo modelos diferentes, tienen semejanzas, pues atendían, hasta hace poco, a todos los residentes en cada uno de los países con ciertos niveles de calidad. Sin embargo, en los últimos años, bajo la dictadura de las palabras mágicas “eficiencia”, “crisis”, “abuso”, “insostenibilidad”, …, han comenzado a ser desmantelados.

Los sistemas públicos de salud europeos se crearon a finales de la segunda Guerra Mundial, con la finalidad de tratar las enfermedades de los trabajadores, para que estos fueran incorporados lo más rápidamente posible al puesto de trabajo. En el contexto actual, con la deslocalización de toda la producción a países del sur, que establece en ellos condiciones laborales de semiesclavitud en pleno siglo XXI, al capitalismo no le interesa ya mantener en Europa sistemas de salud de calidad y mucho menos gratuitos en el momento del uso, porque ya no necesita nuestra mano de obra.

Estamos asistiendo a algo que se ha gestado durante tiempo, la conversión de la salud en una mercancía; para ello, partidos conservadores y de “izquierda” ejecutan obedientemente las órdenes de los que mandan: la industria de la salud/enfermedad y los bancos. Este plan, perfectamente planificado, establece un proceso de deterioro, desprestigio y desmantelamiento de los sistemas públicos de salud, para:

  • Dirigir a los sectores más pudientes hacia los seguros privados;
  • Privatizar las partes del sistema, procesos y pacientes rentables. Lo no rentable se mantiene en la pública. Para ello se extiende la gestión por empresas privadas de centros públicos con la cobertura legal de la Ley 15/97 de Nuevas Formas de Gestión (aprobada por PP. PSOE, PNV, CC y CiU);
  • Establecer un sistema de beneficencia con los restos de la sanidad pública, para trabajadores y parados (por ahora), mientras se excluye ya a los inmigrantes sin papeles. El caso más dramático es Grecia, donde para tener asistencia sanitaria tienes que haber cotizado un mínimo de 60 días el año anterior, lo que ha dejado fuera del sistema a más de dos millones de personas.

Las repercusiones son similares en toda Europa:

  • Incremento de las listas de espera y de los tiempos de atención;
  • Establecimiento y/o aumento de repagos, lo que impide el acceso de los más pobres, parados y excluidos;
  • Exclusión de prestaciones (hasta ahora gratuitas), que deberán ser pagadas, en parte o en su totalidad, para poder tener acceso a ellas, como acaba de anunciar la Ministra de Sanidad.
  • Aumento de las tasas de mortalidad y morbilidad y descenso de la esperanza de vida, sobre todo, en los sectores más débiles;
  • Aparición de enfermedades ya erradicadas.

TRABAJADORES DE LA SALUD

La privatización de los sistemas públicos de salud va unida, en todos los casos, a la destrucción de las condiciones laborales de los trabajadores del sector. El modelo seguido en Europa para privatizar, destruir las condiciones laborales e introducir salarios de hambre entre los profesionales es muy similar, y se lleva a cabo con el silencio y la complicidad de los grandes sindicatos subvencionados de la CES:

  • Se asignan presupuestos anuales fijos (que no cubren las necesidades reales de atención de los pacientes) a los centros sanitarios. Esto provoca el endeudamiento de los centros, lo que es utilizado para privatizarlos con el falso discurso de que los nuevos propietarios reestructurarán la deuda y los harán rentables. Así, los políticos traspasan a las empresas privadas la prestación de servicios hasta ahora públicos.
  • Introducen la “competencia” entre centros para crear un “mercado interno”: quien más recorte (a costa de la calidad y la reducción de plantillas), más dinero recibe.
  • Se atacan las relaciones laborales actuales, suprimiendo los contratos y transformándolos en “prestaciones de servicios” a través de contratos mercantiles (autónomos). Desaparece la posibilidad de sindicarse.

En Polonia se ha introducido la figura de la “enfermera independiente” (trabajadora autónoma que contrata sus servicios con la dirección del hospital), que llega a trabajar entre 250-300 horas/mes, el doble que una enfermera de plantilla. No cobran un salario fijo, sino por horas (menos de 500 €/mes). Se está sustituyendo a los profesionales de plantilla por esta nueva modalidad de explotación.

En Portugal se han establecido “paquetes de horas de consulta” licitados para que médicos externos al sistema (de nuevo con un contrato mercantil) los asuman, lo que en la práctica es un robo de pacientes a los médicos del sector público.

En Grecia los salarios han sido reducidos en un 40 % en tres años: así un enfermero, que
cobraba 2000 euros/mes, cobra ahora 1.000.

En Eslovaquia la hora de atención continuada de un medico se ha pagado incluso a 5 €,
llegando a cobrar menos de 1.000 €/mes (una exitosa huelga ha permitido alcanzar salarios de unos 2.300 €/mes).

En Hungría un especialista cobra alrededor de 1.400 €/mes.

En los países nórdicos, en teoría “abanderados de los derechos laborales”, se están aprovechando del paro entre los profesionales sanitarios del sur de Europa: se están ofreciendo contratos “no continuados”, que pueden ser interrumpidos en cualquier momento, según el interés de los hospitales, y con penalizaciones de hasta 12.000 € si se rompen.

En Francia se están cerrando cientos de camas y hospitales comarcales, con los consiguientes despidos de trabajadores.

Estas medidas van a ser aplicadas en todos los países de Europa. El deterioro de las condiciones laborales del personal de salud es la otra cara de la moneda del proceso de privatización sanitaria. Sólo unid@s, usuari@s y trabajador@s de la salud podremos vencer.

RAAS (Red Autogestionada Anti-privatización de la Sanidad)