CNT asistirá a la manifestación del 8 de marzo, convocada a las 19:30 en la Plaza del Parterre, como organización obrera y libertaria capaz de analizar, comprender y revertir esta situación mediante una lucha necesariamente antipatriarcal.
La mujer trabajadora se enfrenta a una doble discriminación: como obrera y como mujer. La última reforma laboral aumentó las restricciones sobre reducciones de jornada, redujo la corresponsabilidad entre hombres y mujeres y desresponsabilizó al empresriado en la implementación de medidas de igualdad.
La brecha salarial ha alcanzado niveles vergonzosos: menor retribución por trabajos equivalentes, infravaloración de categorías, diferencias salariales, discriminación en el acceso al empleo, a la promoción o a la formación, y todo ello mediante criterios de selección falsamente objetivos e incluso arbitrarios. Las mujeres están siendo sometidas a falsos contratos parciales de jornadas extenuantes, a contratos temporales en activiades de carácter permanente o a trabajos por horas sin cotización o sin contrato.
Además, la paralización de la Ley de promoción de la autonomía personal y atención a las personas dependientes, con la consecuente eliminación de cotizaciones a la Seguridad Social por cuidado de familiares, ha hecho que las personas dependientes dejen de ser consideradas sujetos de derechos, extiendiendo esa condición a las personas cuidadoras que se ven aún más aisladas, empobrecidas y más dependientes de los ingresos de terceros. Y aún cuando las tareas domésticas se realizan de forma remunerada, la situación continúa siendo dantesca.
La conciciliación entre vida laboral y familiar es un derecho y no una obligación. No se puede obligar legalmente al hombre a compatir las tareas domésiticas afectando con ello a su situación laboral, como tampoco se puede obligar a la mujer, pero las mujeres están explícitamente obligadas a causa de la división de tareas impuesta por un sistema patriarcal más implacable que la ley. La inmensa mayoría de cuidados básicos esenciales para la sociedad están siendo realizados por mujeres profundamente infravaloradas.
La mujer trabajadora se enfrenta a estas injusticias, a la feminización de la pobreza y a su normalización, todo lo cual, dificulta su lucha contra la violencia de género y obstaculiza directamente su participación en la lucha sindical, por lo que este 8 de marzo, los trabajadores y trabajadoras de la CNT volvemos a salir a la calle para afirmar alto y claro ¡que no! que no hay luchadoras de segunda, que se trata de combatir la invisibilización, la pobreza, la discriminación y la violencia ejercida hacia la mujer trabajadora.
Federación Local de Valencia
Confederación Nacional del Trabajo (CNT)