CNT participó en una convocatoria en la que se quiso recordar la apremiante necesidad de estas reivindicaciones, frente al discurso oficial de la recuperación económica.
Son días de intensa propaganda electoral y, mientras unos tratan de tapar la emigración forzosa de quienes han perdido la esperanza de encontrar trabajo aquí y la extrema precariedad de quienes han tenido la dudosa suerte de encontrarlo -ni que decir tiene que temporal, mal pagado y con menos derechos y garantías que nunca-, otros se venden como la enésima promesa de que todo va a cambiar si votamos por su supuestamente renovadora opción. Pero, mientras los partidos políticos juegan al despiste, las Marchas de la Dignidad siguen insistiendo en mostrarnos la realidad del sufrimiento de la clase trabajadora y en reivindicar la construcción de poder popular como alternativa a seguir confiando en ese cambio por la vía parlamentaria que nunca llegó ni se le espera.
Así, el pasado 22 de octubre, se volvieron a gritar consignas en favor del reparto del trabajo y de la riqueza, de los derechos laborales y de la libertad a seguir exigiéndolos en las calles y en los puestos de trabajo, en un momento en el que la amenaza de la mordaza y de los grilletes planea más que nunca sobre las cabezas de toda trabajadora y trabajador que se atreva a reclamar una vida digna. También se acordaron las Marchas, a su paso por la calle de las barcas, de quienes son los grandes responsables de esta situación, esos bancos que compran a la clase política con los pingües beneficios obtenidos de las inyecciones de dinero público, de la especulación urbanística, de las preferentes y de otras muchas estafas perpetradas con total impunidad.
Dentro de este espíritu crítico y combativo, el bloque de la CNT se caracterizó -como viene siendo habitual- por su incansable defensa de los principios anarcosindicalistas, de la democracia directa frente al delegacionismo, de la autogestión frente a la dependencia de las instituciones -con consginas como ‘Unió, acció, autogestió’, ‘Que visca la lluita de la classe obrera’ o ‘Reforma laboral, terrorisme patronal’-, recordando aquello de que «si nadie trabaja por ti, que nadie decida por ti». Una máxima que sin duda habrá que volver a recordar cuando, tras las elecciones, recibamos la enésima dosis de realidad en ese juego en el que los sillones van cambiando pero el pueblo siempre pierde.
Federación Local de Valencia
Confederación Nacional del Trabajo (CNT)