“¡Não vai ter copa!”[1], “No habrá copa” claman las calles de Brasil. Es el fuerte grito de las gargantas de las bases sociales brasileñas que protestan contra la decisión unilateral del gobierno de gastar una fortuna en convertir el territorio en el que viven en un show, en el que los adinerados turistas disfrutan del espectáculo mientras que los brasileños de clase trabajadora sostienen sobre sus hombros el escenario.
Estos gritos están siendo sofocados con todo el arsenal a la disposición de los cuerpos represores del Estado brasileño, pelotas de goma, bombas de gas, granadas aturdidoras, e incluso fuego real en determinadas situaciones.
Toda esta labor en pro de mantener la hipócrita y atractiva para los turistas paz social. Se estima que alrededor de ciento setenta mil personas han sido desalojadas de sus hogares[2], y que otras tantas viven con el permanente asedio de la policía militar en sus casas[3]. Después de todo, el hambre, la miseria y la desigualdad social no son atractivos para el turismo, y en tanto que no pueden ser vendidos, molestan.
A la manifiesta violencia y brutalidad institucional llevada a cabo por la policía y el ejército se le unen las declaraciones de la directora de orquesta, la Presidenta Dilma Rousseff, quien afirma que “Nosotros hicimos todo esto para los brasileños” y que todas las lujosas instalaciones construidas y por construir “no se irán en las maletas de los turistas”[4].
Lo que la líder del, irónicamente llamado, Partido de los Trabajadores parece olvidar es, que las bases sociales cada día demuestran al mundo entero que la Copa del Mundo este año, y las Olimpiadas en 2016, no son la solución que quieren. Parece ser que la Presidenta Rousseff quería decir que “Nosotros hicimos esto para los brasileños adinerados”, puesto que hay cuantiosas evidencias que señalan que los brasileños de a pie son los mayores damnificados con este macro-evento deportivo.
Según se recoge en una carta abierta de personalidades y organizaciones anarquistas; en Brasil[5], el 75,8% de los brasileños no están de acuerdo con las inversiones públicas llevadas a cabo para el Mundial de Fútbol. Lo que pone de manifiesto que el gobierno no es representativo de la población, y que la Presidenta Rousseff se olvidó de especificar que se refería a los brasileños ricos y pudientes.
Por si fuera poco, el 83% de los catorce mil quinientos millones de dólares gastados en la organización de la Copa del Mundo, han salido de las arcas públicas brasileñas; cuando en 2007 se difundió el mensaje desde el Gobierno que todos los gastos serían afrontados mediante capital privado, sin costar un real a los brasileños de a pie. El capital privado, nacional y extranjero, lejos de sufragar los gastos, se está lucrando a costa de los contratos de obra de lujosos estadios, hoteles y aeropuertos, en los que trabajadores brasileños trabajan de sol a sol por una miseria[6]. Estos datos evidencian que no se trata de una competición de naciones, sino de una lucha de clases.
La realidad brasileña, que choca con el mediático y ficticio escaparate, es que aproximadamente el 50% del PIB se destina a paliar una deuda pública exacerbada. Que en Brasil hay cerca de “3,7 millones de jóvenes fuera de la educación formal y un índice de casi el 10% de analfabetismo”, o que más de “242 000 familias no tienen acceso a electricidad”. A esto hay que sumar que aproximadamente un 20% de la población vive bajo el umbral de la pobreza.
Frente a esta situación social las bases se están movilizando, y no son pocos los llamamientos en favor de la lucha contra las imposiciones. El Espaçe unidades de açao, Espacio de unidad de acción, una organización que une a diferentes centrales sindicales brasileñas y activistas de los movimientos sociales y estudiantiles, ha realizado un llamamiento mundial a boicotear el Mundial y a apoyar su causa[7]. Los trabajadores del Metro de São Paulo están en huelga y siguen combatiendo a pesar de las artimañas legales e ilegitimas llevadas a cabo por el gobierno para desmovilizarlos. Además de numerosos anarquistas, Black Blocks[8], trabajadores y estudiantes autónomos que cada día copan las calles de las ciudades brasileñas haciendo llegar la percusión de la protesta a través del océano, y pidiéndonos por favor que nos sumemos.
¿Cómo te sentirías si te sacaran de tu humilde casa a la que te ha relegado un sistema voraz y asesino, avalado por el Estado que controla el territorio en el que vives, para obligarte a construir un palacio que jamás podrás disfrutar? ¿Cómo reaccionarias si los mismos que intentan fraccionar la unidad colectiva a la hora de protestar te pidieran que sólo alzaras tu voz para clamar a favor de la selección nacional?
¡QUE NO TE ENGAÑEN, LA COMPETICIÓN DE NACIONES ES UNA HÁBIL ARTIMAÑA PARA OCULTAR EL VERDADERO CONFLICTO QUE REPUNTA EN LAS SOCIEDADES CAPITALISTAS!
Juventudes Libertarias de Valencia
[1] https://www.facebook.com/pages/N%C3%A3o-Vai-Ter-Copa/610831915618306?fref=nf
[3] “…en el Complexo da Maré [en Rio de Janeiro], que hace semanas está ocupado por el ejército, la marina y la PM, con más de 2.500 hombres. El derecho a la vivienda tampoco quedó fuera de la mira del gobierno y de la FIFA, miles de familias han sido desplazadas debido al evento, incluyendo a las familias indígenas de Aldeia Maracanã [tambien en RJ], que a pesar de la resistencia, fueron desalojados violentamente.”
[4] http://www.aporrea.org/internacionales/n252581.html
[5] Carta abierta anarquista a quienes viajan al Mundial de la FIFA: http://www.portaloaca.com/articulos/anticapitalismo/9051-carta-abierta-anarquista-a-quienes-viajan-al-mundial-de-la-fifa.html
[6] https://www.diagonalperiodico.net/global/23178-brasil-2014-colera-tiempo-futbol.html
[7] http://utopialapalabra.blogspot.com.es/2014/06/copa-del-mundo-en-brasil-llamamiento.html
[8]http://sao-paulo.estadao.com.br/noticias/geral,black-blocs-prometem-caos-na-copa-com-ajuda-do-pcc,1503308