El pasado miércoles el pleno del Congreso aprobaba de forma definitiva la ley de modernización del sistema de la Seguridad Social, que supone, entre otras cosas, retrasar la edad de jubilación a los 67 años, con el único apoyo de CIU y el beneplácito de los “sindicatos” verticales UGT y CC.OO., y tras ratificar las enmiendas introducidas en el Senado.
La reforma, que entrará en vigor en 2013 y culminará en 2027, fija que para jubilarse a los 67 habrá que tener una cotización de 37 años, mientras que mantiene que los trabajadores puedan retirarse a los 65 si han cotizado 38 años y 6 meses.
Además, eleva de forma progresiva los años que se tendrán en cuenta para calcular la cuantía de la pensión, que pasan de los 15 actuales a 25.
La nueva ley supone un recorte de los derechos de los trabajadores sin que llegue a garantizar la sostenibilidad del sistema, no existiendo ninguna razón objetiva que avale el retraso en la edad de jubilación ya que se trata de un recorte de las pensiones porque el trabajador dispondrá de menor tiempo de retiro.
Por su parte, los “sindicatos” colaboracionistas CC.OO. y UGT se han mostrado muy satisfechos con la reforma del sistema de pensiones ya que opinan que “responde a un acuerdo alcanzado entre los agentes sociales y que será una medida de garantías para el futuro”. Mientras el “sindicato”-empresa CCOO cree que con el nuevo sistema el acceso a la jubilación es más flexible, la “proletaria” y “socialista” UGT destaca que “con la reforma se proyecta una imagen de seguridad al exterior”.