¡Abajo la nueva guerra en el Norte de África!

La intervención “humanitaria” de los estados de la OTAN en Libia con el propósito, esencialmente, de suministrar asistencia militar a una de las partes de una guerra civil local, ha demostrado una vez más que: no existen “revoluciones” en el Norte de África y Oriente Medio. Hay solamente una lucha testaruda y amarga por el poder, los beneficios, la influencia y el control sobre los recursos petrolíferos y las áreas estratégicas.

El profundo descontento y las protestas socio-económicas de las masas trabajadoras de la región, generados por la crisis económica global (ataques a las condiciones de vida de los trabajadores, aumento del paro y la pobreza, profusión de empleo precario) son usados por los grupos políticos opositores para dar golpes de estado, destronar la tiranía de dictadores corruptos y seniles y ocupar su lugar. Movilizando a los parados, los trabajadores y los pobres como carne de cañón, las facciones descontentas de la clase dirigente los distraen de sus demandas económicas y sociales, prometiéndoles “democracia” y “cambio”. De hecho, la llegada al poder de este bloque variopinto de “diputados comunes” de la élite gobernante, liberales y fundamentalistas religiosos, no traerá a los trabajadores ningún cambio a mejor. Conocemos bien las consecuencias de la victoria de los liberales: nuevas privatizaciones, fortalecimiento del caos de los mercados, emergencia de los próximos billonarios y aún mayor pobreza, sufrimiento y miseria de los oprimidos y los pobres. El triunfo de los fundamentalistas religiosos significaría el crecimiento de la reacción clerical, la supresión despiadada de mujeres y minorías, y el deslizamiento inevitable hacía una nueva guerra árabe-israelí, cuya crudeza nuevamente descansaría en los hombros de las masas trabajadoras. Pero incluso en la opción “ideal” de establecer regímenes de democracia representativa en los países del Norte de África y Oriente Medio, la gente trabajadora no ganará nada. El trabajador, dispuesto a arriesgar su vida por la “democracia” –es como un esclavo dispuesto a morir por su “derecho” a elegir amo. La democracia representativa no merece una gota de sangre humana.

En la lucha que, por el poder, se despliega en la región, los estados europeos de la OTAN y los Estados Unidos han tomado, aún más abiertamente, partido por los grupos políticos opositores, con la esperanza de que la victoria de estas fuerzas y el modelo de “democratización” del su dominio político, les traerá nuevos beneficios y privilegios. Apoyando la “democracia” en Túnez y Egipto, ellos esperan fortalecer allí su influencia, liberar a sus “inversores” capitalistas de la corrupción de los dictadores, y tomar su parte en la próxima privatización de la riqueza de los clanes dominantes. Ayudando a la oposición liberal, monárquica y fundamentalista religiosa, que actúa en conjunción con una serie de antiguos oficiales del régimen de Gadafi, esperan tomar el control de las ricas reservas petrolíferas. Junto con ellos, algunos estados árabes entran en pugna por la influencia, ya que tienen sus propias ambiciones en la región.

Los poderes-que-son una vez más van con bombas y misiles a “salvar” las vidas del pueblo y “liberarlo” de las dictaduras, matando a la gente. Los gobiernos de los países de Europa Occidental y EEUU, son mentirosos e hipócritas: ayer ayudaban a los dictadores, los abrazaban y les vendían armas. Hoy demandan que se vayan los dictadores, “escuchando las demandas del pueblo”, pero no dudan en suprimir las protestas de la población de “sus propios” países, ignorando completamente sus demandas. Cuando la vasta mayoría de los habitantes de Francia o Gran Bretaña, Grecia o España, Portugal o Irlanda dicen que no quieren pagar de su bolsillo la ayuda estatal a los bancos y las empresas, y demandan la cancelación de las medidas de austeridad, las pensiones antisociales y las reformas laborales, las autoridades responden que en democracia “no gobierna la calle”.

Una intervención “humanitaria” da a los gobernantes de Europa Occidental y Estados Unidos una gran oportunidad de distraer a la población de los países-en-su-poder de las consecuencias de la crisis actual. La “corta y victoriosa” guerra para “salvar al pueblo y la democracia” está diseñada para hacer que los trabajadores europeos y norteamericanos se olviden de las políticas antisociales de gobiernos y capitalistas, y experimenten de nuevo el orgullo de sus “humanos” y “justos” gobernantes, en una próxima edición de la “sagrada alianza” entre opresores y oprimidos.

Llamamos a los trabajadores del mundo para que no apoyen un fraude “democrático” y “humanitario” y para que se opongan firmemente a la nueva escalada de la barbarie capitalista en el Norte de África y Oriente Medio.

Si pudiéramos llevar nuestra voz a los oprimidos y pobres explotados de la región, por encima de distancias de miles de kilómetros y barreras de lenguaje, les animaríamos a retomar los motivos económicos y sociales y los temas iniciales de sus protestas, a rebelarse, a seguir con las huelgas y manifestaciones contra los bajos salarios, los altos precios y el desempleo, por la emancipación social –pero no para permitirles involucrarse en juegos políticos de una lucha de poder entre diferentes facciones de la clase dirigente.

Llamamos a los trabajadores de Europa y América para que salgan a las calles a protestar contra la nueva guerra “humanitaria” en interés de los estados y los capitalistas. Llamamos a las Secciones de la Asociación Internacional de los Trabajadores para que aumenten su agitación internacionalista y anti-militarista y para que inicien manifestaciones y huelgas anti-guerra.

¡ABAJO LA GUERRA!
¡ABAJO TODOS LOS ESTADOS Y EJÉRCITOS!
¡NI UNA SÓLA GOTA DE SANGRE POR LA DICTADURA O LA DEMOCRACIA!
¡NO A TODOS LOS GOBIERNOS Y “OPOSICIONES”!
¡POR LA SOLIDARIDAD CON LA LUCHA DE LA GENTE TRABAJADORA POR SU EMANCIPACIÓN SOCIAL!
¡VIVA LA AUTO-GESTIÓN GENERAL DE LA GENTE TRABAJADORA!

Confederación de Anarcosindicalistas Revolucionarios,
Sección de la AIT en la Región Rusa