Periódico CNT nº 401 – Junio 2013

Ya se encuentra disponible el número 401 del periódico cnt correspondiente a junio del 2013.

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Tiempos nuevos pero recetas viejas

De manera cíclica, el sistema utiliza los medios de comunicación para difundir noticias que vinculan al movimiento libertario con actos violentos. En esta asociación simbiótica, unos obtienen la criminalización del enemigo y otros consiguen carroña mediática. Cuando esto sucede, las noticias no se administran de forma aislada. En cada una de estas etapas la construcción de la información, y en consecuencia de la opinión pública, se vale de un goteo de noticias, metódicamente dosificadas para crear la alarma.

Llueve sobre mojado, los tiempos son nuevos pero las recetas viejas. Métase en un una olla los ingredientes base, a saber, las palabras anarquismo y terrorismo. Después la combinación puede ser variada: detenciones,  antisistemas, violencia, movimientos sociales, atentado contra la autoridad, desórdenes públicos, por qué no algo de drogas,  artefactos incendiarios, etc… Cualquier combinación de ingredientes sirve para cocinar la receta de la alarma social. Sin embargo, si el concepto de terrorismo puede asociarse de manera natural con algo, es con el Poder, y el máximo exponente de éste es el binomio Estado-Capital. El Poder es tal porque se impone, es decir, utiliza la fuerza.  El tándem Estado-Capital ejecuta el Poder, se impone, en favor de los intereses de las élites que lo componen y en última instancia, si la construcción ideológica que lo justifica no funciona, defiende su estatus quo mediante el monopolio de la violencia, es decir, del miedo, del terror. Pues bien, en la caja de herramientas que usan los especialistas de esa violencia, está la información, da igual si es cierta o no, con el fin de criminalizar los focos de disidencia.

Se hace necesario hacer visible el por qué de la insistencia en impedir el avance del movimiento libertario y del anarcosindicalismo. A algunos no se les olvida que la CNT es la única organización que salió de la mal llamada transición rechazando la impunidad del franquismo, la restauración de la monarquía, la constitución capitalista pactada entre la derecha y la izquierda pactista, los Pactos de la Moncloa y las elecciones sindicales, que reproducen el delegacionismo del parlamentarismo burgués como falsa herramienta de defensa obrera en el mundo del trabajo.

Se hace necesario hacer visible el porqué de la insistencia en impedir el avance del movimiento libertario y del anarcosindicalismo. A algunos no se les olvida que CNT es la única organización que salió de la mal llamada transición rechazando la impunidad del franquismo, la restauración de la monarquía, la constitución capitalista pactada entre la derecha y la izquierda pactista, los pactos de la moncloa y las elecciones sindicales, que reproducen el delegacionismo del parlamentarismo burgués como falsa herramienta de defensa obrera en el mundo del trabajo.
Amplias capas sociales sufren en sus carnes las consecuencias de un sistema criminal. La actual reestructuración capitalista ha abierto los ojos a sectores de la población impensables hace 6 ó 7 años. El sistema de creencias de una persona no se transforma de la noche a la mañana, pero en estos últimos años, miles de personas educadas en el culto a la democracia capitalista han descubierto la falsedad del sistema, y muchas de ellas ya son activas en movimientos sociales.   A los gestores del sistema no se les escapa que muy posiblemente la evolución lógica en la crítica a sus políticas antisociales, sea el acercamiento de estos movimientos al anarcosindicalismo y al anarquismo. En consecuencia, antes de que eso empiece a ser más difícil de detener, hay que hacer labor de zapa y minar las posibilidades del movimiento libertario: si cualquier movimiento social ya es reprimido a base de multas e incluso detenciones, a los anarquistas hay que vincularlos directamente con el terrorismo para evitar que prosperen. Es de manual, “operaciones quirúrjicas” lo llaman ellos, localizar y extirpar selectivamente antes de que el peligro se extienda.
Aunque son malos tiempos y hay mucho trabajo por hacer, tenemos que evitar la prisa, que es un valor capitalista. El contexto social de urgencia que vivimos no puede descolocarnos, hacernos caer en provocaciones  o hacernos perder el norte. Sin olvidarnos de los compañeros represaliados y prestar la solidaridad debida, hay que ser inteligentes y no favorecer ni  la represión directa, ni la criminalización que nos aísle de la sociedad y que inyecte el miedo a organizarse entre los trabajadores. Debemos centrarnos en hacer labor de concienciación, en crecer como organización, y en ganar influencia social y sindical.
El Poder sabe que si nos vemos obligados  a emplear el grueso de nuestra energías en defender compañeros reprimidos, además de sufrir el revés de la propaganda  y la descapitalización económica por medio de multas y procesos judiciales, veremos mermada nuestra capacidad para organizarnos creando secciones sindicales en las empresas, contra el paro, contra los recortes sociales, en la experimentación de economías alternativas y en la difusión de nuestro ideario, que es el terreno donde verdaderamente podemos dar la batalla y suponer una amenaza real para su sistema de castas.
En esta tarea nuestros pasos deben ser firmes y seguros, ello requiere sangre fría y  templanza.
Si queremos ser alternativa a la barbarie, nuestra prioridad debe ser crecer y capacitarnos para la defensa de nuestros intereses de clase. La organización o movimiento que consiga integrar el máximo abanico de sectores laborales y sociales, convirtiéndose en una vía de movilización y presión social, a la vez que sea capaz de resolver de manera eficaz las necesidades de protección frente a las agresiones de Estado y Capital, será la organización que se convierta en referente de la clase trabajadora. Por eso hay que perseverar en la difusión de los valores del anarquismo y de la organización obrera. Debemos proyectar y dar a conocer nuestros valores y nuestras herramientas:la libertad, la fraternidad, la solidaridad, el apoyo mutuo, la horizontalidad, la acción directa, la autogestión, la asamblea, el federalismo, etc. Tenemos que organizar la lucha contra el Capital y el Estado donde verdaderamente se libra la batalla, que es en el campo de lo económico,  organizándonos como productores. Precisamente ése es nuestro terreno, y es prioritariamente éste terreno donde podemos desplegar toda nuestra fuerza, pues es nuestra actividad como productores la que garantiza la existencia de la sociedad y la satisfacción de sus necesidades. Sin nosotros nada funciona. El sistema lo sabe de sobra y esa es la razón de que reaccione de manera violenta para mantener sus privilegios.
Fortalezcamos pues nuestros anarcosindicatos. Si desplegamos todo nuestro potencial organizativo y nuestras herramientas, de igual manera que la práctica nos capacitará para la defensa de nuestros intereses como trabajadores, también lo hará cuando llegue el momento para la autogestión de una sociedad libre de explotadores.

Amplias capas sociales sufren en sus carnes las consecuencias de un sistema criminal. La actual reestructuración capitalista ha abierto los ojos a sectores de la población impensables hace 6 ó 7 años. El sistema de creencias de una persona no se transforma de la noche a la mañana, pero en estos últimos años, miles de personas educadas en el culto a la democracia capitalista han descubierto la falsedad del sistema, y muchas de ellas ya son activas en movimientos sociales.   A los gestores del sistema no se les escapa que muy posiblemente la evolución lógica en la crítica a sus políticas antisociales, sea el acercamiento de estos movimientos al anarcosindicalismo y al anarquismo. En consecuencia, antes de que eso empiece a ser más difícil de detener, hay que hacer labor de zapa y minar las posibilidades del movimiento libertario: si cualquier movimiento social ya es reprimido a base de multas e incluso detenciones, a los anarquistas hay que vincularlos directamente con el terrorismo para evitar que prosperen. Es de manual, “operaciones quirúrjicas” lo llaman ellos, localizar y extirpar selectivamente antes de que el peligro se extienda.

Aunque son malos tiempos y hay mucho trabajo por hacer, tenemos que evitar la prisa, que es un valor capitalista. El contexto social de urgencia que vivimos no puede descolocarnos, hacernos caer en provocaciones  o hacernos perder el norte. Sin olvidarnos de los compañeros represaliados y prestar la solidaridad debida, hay que ser inteligentes y no favorecer ni  la represión directa, ni la criminalización que nos aísle de la sociedad y que inyecte el miedo a organizarse entre los trabajadores. Debemos centrarnos en hacer labor de concienciación, en crecer como organización, y en ganar influencia social y sindical.

El Poder sabe que si nos vemos obligados  a emplear el grueso de nuestra energías en defender compañeros reprimidos, además de sufrir el revés de la propaganda  y la descapitalización económica por medio de multas y procesos judiciales, veremos mermada nuestra capacidad para organizarnos creando secciones sindicales en las empresas, contra el paro, contra los recortes sociales, en la experimentación de economías alternativas y en la difusión de nuestro ideario, que es el terreno donde verdaderamente podemos dar la batalla y suponer una amenaza real para su sistema de castas. En esta tarea nuestros pasos deben ser firmes y seguros, ello requiere sangre fría y  templanza.

Si queremos ser alternativa a la barbarie, nuestra prioridad debe ser crecer y capacitarnos para la defensa de nuestros intereses de clase. La organización o movimiento que consiga integrar el máximo abanico de sectores laborales y sociales, convirtiéndose en una vía de movilización y presión social, a la vez que sea capaz de resolver de manera eficaz las necesidades de protección frente a las agresiones de Estado y Capital, será la organización que se convierta en referente de la clase trabajadora. Por eso hay que perseverar en la difusión de los valores del anarquismo y de la organización obrera. Debemos proyectar y dar a conocer nuestros valores y nuestras herramientas:la libertad, la fraternidad, la solidaridad, el apoyo mutuo, la horizontalidad, la acción directa, la autogestión, la asamblea, el federalismo, etc. Tenemos que organizar la lucha contra el Capital y el Estado donde verdaderamente se libra la batalla, que es en el campo de lo económico,  organizándonos como productores. Precisamente ése es nuestro terreno, y es prioritariamente éste terreno donde podemos desplegar toda nuestra fuerza, pues es nuestra actividad como productores la que garantiza la existencia de la sociedad y la satisfacción de sus necesidades. Sin nosotros nada funciona. El sistema lo sabe de sobra y esa es la razón de que reaccione de manera violenta para mantener sus privilegios.

Fortalezcamos pues nuestros anarcosindicatos. Si desplegamos todo nuestro potencial organizativo y nuestras herramientas, de igual manera que la práctica nos capacitará para la defensa de nuestros intereses como trabajadores, también lo hará cuando llegue el momento para la autogestión de una sociedad libre de explotadores.

Secretariado Permanente del Comité Confederal

En éste número:

  • Portada | 30M: Punto de inflexión
  • Sindical pág 7 | Asambleas de parados. Nuevas experiencias
  • Economía pág 10 | Bitcoin, Chipre y el capitalismo salvaje
  • Actualidad pág 12 | Criminaliza que algo queda
  • Global pág 16 | El oro griego moviliza el norte del país
  • Memoria e Historia pág 20 | Entrevista a María A. Oliver, presidenta de la ARMH de Mallorca
  • Cultura cuadernillo central | Entrevista a la artista y activista Núria Güell
  • Opinión pág 24 | Sindicalismo libertario versus sindicalismo de Estado
  • Contraportada | 80 aniversario del periódico // La resistencia libertaria contra el franquismo